
Lo especial de este chaval no era otra cosa que la herramienta que lleva entre las piernas. Y es que el tí gastaba un POLLÓN DE CABALLO. Había que comprobar si era cierto o no, así que quedamos al momento. Después de un ligero retraso (que nos hizo ponernos un poco nerviosos, no os vamos a engañar), ahí lo teníamos. Y chicos, era cierto. María fue a por él apenas entro por la puerta, y lo pudo comprobar. ¡Menudo pollón se gastaba el pichón! Tan cachonda se puso, que empezó a chupársela apenas llegó. Tan cachondo me puse yo, de hecho, que enseguida me uní a ellos, culminando en un trío con dos corridas en la cara de María, que las disfruta como si fueran las primeras de su vida.